Tiendas de conveniencia en Perú: ¿Revolución del consumo o amenaza para las bodegas?
Tiendas de conveniencia en Perú: ¿Revolución del consumo o amenaza para las bodegas?

Tiendas de conveniencia en Perú: ¿Revolución del consumo o amenaza para las bodegas?

Historia y surgimiento

El concepto de tienda de conveniencia llegó al Perú asociado inicialmente a gasolineras. En los años 2000, marcas petroleras como Primax y Repsol abrieron tiendas adjuntas (p. ej. Listo y Repshop) para ofrecer comidas ligeras, bebidas y artículos básicos a los clientes que cargaban gasolina. Estos primeros locales ya brindaban soluciones rápidas, pero era un servicio complementario al grifo.

El formato moderno de cadena surgió más tarde. En 2015 la familia Lindley (dueña de Inca Kola) creó Tambo+ (el primer local abrió el 1 de abril en Comas). Tambo+ introdujo un surtido de abarrotes, golosinas, bebidas, desayunos, sándwiches y pago de servicios, consolidando el concepto de conveniencia en Perú. A mediados de 2018 la cadena ya superaba las 200 tiendas; a fines de ese año contaba con 300 locales en Lima. Para 2024 Tambo+ acumula más de 500 tiendas en Lima y provincias (Piura, La Libertad, Arequipa, Ica, etc.).

Mass (grupo InRetail/Intercorp) nació como supermercado en 1998, cuando la holandesa Ahold compró Supermercados Mass. Con el tiempo, se reconvirtió en un formato discounter estilo “bodega moderna”. En 2016 rediseñó su imagen para enfocarse en surtido limitado de marcas propias y precios bajos. En 2023 Mass alcanzó 900 tiendas en todo el Perú, y proyectó abrir unas 300 más en 2024. Por su parte, a mediados de 2024 el Grupo AJE ingresó al sector con Tiendas 3A. Su primera tienda abrió en junio de 2024 en San Juan de Lurigancho, Lima, y tras seis meses ya contaba con 100 locales. 3A se posiciona como hard discount (descuento duro), desarrollando marcas propias económicas, y promete seguir expandiéndose (planea abrir más en 2025).

En octubre de 2018 llegó Oxxo (empresa mexicana FEMSA) con su primera tienda en Surco, pero luego su expansión se desaceleró. A finales de 2024 Oxxo tenía cerca de 150 tiendas en Perú y decidió “frenar” nuevos locales debido a la fuerte competencia local. Otros operadores relevantes incluyen Listo! (cadena de Primax, con 170 tiendas principalmente en Lima y universidades) y VAO (convenience de Petroperú lanzada en 2021 junto a estaciones de servicio, con 36 locales para fines de 2024). En conjunto, se estima que en Lima y el Perú ya operan cientos de locales de este tipo, con una tienda nueva abriendo aproximadamente cada ocho días en la capital.


Estrategias de expansión, ubicaciones y formatos

Las cadenas de conveniencia han adoptado estrategias agresivas de expansión geográfica. Mass e InRetail apuntan tanto a Lima como a provincias grandes (Arequipa, Piura, Ica, Trujillo, entre otras). Tambo+, con su fuerte arraigo en barrios populares, ha ido saliendo de Lima: abrió sus primeros locales fuera en 2019 (p. ej. Huaral, Huacho). Para fines de 2024 Tambo planeaba cerrar el año con 540 tiendas (cerró 2023 con 460), buscando consolidarse en provincias y reforzar su presencia limeña. Tiendas 3A, al inicio, está concentrada en Lima; ya inauguró su primer centro de distribución para abastecer la cadena nacional.

Los formatos suelen ser tiendas pequeñas (unos 200–300 m²) en zonas residenciales o de tránsito intenso. Ofrecen surtidos limitados pero amplios dentro de esa escala: abarrotes, bebidas, snacks, productos listos para llevar y artículos de uso diario. A diferencia de los supermercados o hipermercados, estas tiendas priorizan la proximidad al consumidor. Suelen ubicarse cerca de distritos residenciales, avenidas principales o junto a gasolineras (caso de Listo y VAO). Cuentan con horarios extendidos (hasta altas horas de la noche) y facilidades de pago moderno. Por ejemplo, un estudio señala que un 75% de limeños valora los locales abiertos hasta tarde, y un 73% menciona la cercanía o las promociones como motivos de preferencia.

Internamente, cada cadena adopta un enfoque distintivo. Las “hard discounts” como Mass o 3A se centran en un surtido optimizado con muchas marcas propias y precios muy competitivos. Las tiendas de conveniencia clásicas (Tambo+, Oxxo, Listo, VAO) ofrecen un mix más amplio de marcas conocidas y servicios adicionales (panadería, café, recarga de servicios, pagos de deudas, etc.). Así, en un mismo barrio puede haber un Mass con su lema “los precios más bajos cerca de ti”, y al costado una tienda Tambo+ más orientada al consumo inmediato (bebida y snack). En este sentido, el producto de valor agregado de estos formatos es la conveniencia: variedad suficiente, atención rápida y ubicación estratégica.

Comparación con las bodegas tradicionales y su impacto

Las bodegas de barrio siguen siendo el canal tradicional dominante. De hecho, un informe de Kantar reporta que en 2024 las bodegas tienen una penetración del 99,3%  prácticamente todos los hogares las visitan al menos ocasionalmente. También según Kantar, las bodegas concentran el 45% del gasto en compras de proximidad (2-3 categorías de producto). Esto refleja que, por volumen, los peruanos todavía abastecen una gran parte de su despensa en tiendas de abarrotes locales.

Sin embargo, las tiendas de conveniencia y discounters están ganando terreno rápidamente. Junto con los supermercados, alcanzaron 12% y 42% de penetración respectivamente en el canal moderno (supermercados y cadenas) en el segundo trimestre de 2024. Mientras los supermercados tradicionales siguen siendo importantes para compras grandes, las c-stores capturan misiones de compra rápida y pequeña, ofreciendo artículos individuales o en mini-presentaciones. Un informe de Kantar observa que las familias peruanas ya no usan un solo canal para todo; las compras de menor ticket (snacks, refrescos, etc.) se concentran cada vez más en conveniencia.

Económicamente, el auge de las c-stores implica que el mercado de consumo se diluye entre más canales. Ello puede presionar los márgenes de las bodegas: algunas han reaccionado con promociones o reduciendo precios en ciertos rubros (por ejemplo, licor de baja rotación). No obstante, las bodegas conservan ventajas: venden productos frescos (frutas, verduras, carnes) y establecen vínculos personales con los clientes (con crédito o ventas a granel). A nivel de tejido social, las bodegas son centros informales de la comunidad local, mientras las grandes cadenas representan un modelo más “corporativo” con reglas y horarios fijos.

Culturalmente, este desplazamiento gradual tiene consecuencias ambiguas. Para muchos consumidores, las tiendas modernas significan compras más ordenadas, limpias y variadas que las bodegas tradicionales. Sin embargo, analistas del BID advierten que la sustitución de “tienditas” por cadenas puede ser regresiva: beneficia más a hogares de mayores ingresos (que valoran amenidades y variedad) y perjudica a los más vulnerables, quienes dependían de la proximidad, el crédito informal y los precios de las bodegas locales. En suma, conviene que coexistan ambos formatos: los primeros para modernizar la oferta y los segundos para proteger la cadena de valor local y la cohesión vecinal.

Análisis de competencia y tendencias del retail

El sector retail peruano está en transición, con competidores nuevos y dinámicas cambiantes. Actualmente lidera Tambo+ (Lindley), que a mediados de 2024 ya reportaba más de 525 tiendas y apunta a llegar a 540. Tambo ha crecido no solo en Lima sino en regiones del norte y sur, utilizando nombres icónicos incas para conectar culturalmente con el público.

En segundo lugar se ubica Listo! (Primax), con unas 170 tiendas y presencia en universidades y grifos. Le sigue Oxxo (Mexicana FEMSA), que a fines de 2024 tenía cerca de 150 tiendas, aunque ha detenido su expansión agresiva por la competencia interna. Como vimos, Mass (InRetail) compite en la categoría hard discount con 900 tiendas a fines de 2023, y con planes de llegar a 1.200 en 2024. También se perfilan rivales extranjeros: la cadena chilena Ahorra Food Depot planea debutar con 6–8 tiendas en Lima a partir de julio de 2025, con meta de 60 locales para 2030. Y Petroperú continúa ampliando VAO, su red de tiendas en gasolineras (36 tiendas para fin de 2024).

Las tendencias muestran una omnicanalidad creciente. Si bien el 86% de las compras de conveniencia se hacen físicamente, un 14% ocurre vía plataformas digitales (apps de delivery). Adicionalmente, plataformas como WhatsApp permiten a muchos comprar productos locales. Se espera que los operadores integren más tecnología (apps móviles, pagos con QR, leales por puntos) para fidelizar clientes. A nivel de surtido, crecen las marcas privadas: han aumentado un 133% en cinco años, reflejando la demanda por productos de precio ajustado.

En el ambiente competitivo, las cadenas se adelantan con privadas y promociones agresivas. Según InRetail (Mass), aún “hay espacio para más jugadores” en este mercado en crecimiento. De hecho, las nuevas tiendas generalmente se ubican en distritos donde antes no llegaban (Lima este, Callao, provincias de alta densidad), lo que sugiere que no se ha saturado por completo el mercado. Sin embargo, la fuerte expansión sí presiona los costos inmobiliarios y complica el acceso al canal: se reporta escasez de locales estratégicos y expectativas de renta altas, lo que encarece las aperturas.

Opiniones de consumidores y hábitos de compra

Los usuarios valoran varios atributos de las c-stores. Un estudio de Impronta Research revela que las principales razones para preferirlas son la variedad de productos (72% lo menciona), la dinámica de exhibición y orden que facilita escoger, y la experiencia de compra más “amistosa y rápida”. En contraste, reconocen que las bodegas ofrecen artículos frescos y atención personalizada que las tiendas grandes no siempre tienen.

Otros motivos mencionados por los consumidores limeños son los horarios extendidos (75% prefiere conveniencia por ello) y la proximidad a casa o trabajo (73%). Las ofertas y promociones también son un atractivo constante. Por ejemplo, cadenas como Tambo+ suelen lanzar sorteos y descuentos en aniversarios para premiar la lealtad de sus clientes.

En cuanto a hábitos, un 35% de limeños frecuenta las tiendas de conveniencia de manera diaria o interdiaria, y un 41% lo hace al menos una vez por semana. Se compran principalmente bebidas (gaseosas, aguas, bebidas isotónicas) y snacks, es decir, tiquets bajos. Las mujeres de nivel socioeconómico A y B son el grupo que más las visita para este tipo de compras. A pesar de la presencia de apps de delivery, la compra sigue siendo mayoritariamente presencial. No obstante, el uso de servicios digitales va en aumento: un 10% de los hogares hizo compras online de alimentos en el segundo trimestre de 2024, y las tiendas de conveniencia empiezan a ofrecer despachos a domicilio. Esto apunta a que las tiendas “físicas mantendrán su importancia, pero complementándose con canales digitales.

Crítica sociocultural: ¿cada esquina una tienda?

La proliferación de tiendas de conveniencia despierta debates sobre su impacto social. Por un lado, ofrecen comodidad y servicios útiles (tiempo ampliado, pago fácil, ambiente moderno) que muchos consumidores aprecian. Además, las cadenas de conveniencia generan empleo formal y, según ha señalado Tiendas 3A, crearon más de 600 puestos de trabajo con la apertura de sus primeros 100 locales.

Pero por otro lado, existe preocupación por la erosión del tejido comunitario. Las “tienditas de la esquina” eran espacios donde vecinos se saludaban por nombre, el dueño guardaba la cuenta (“fiaba”) y vendía a granel según la necesidad familiar. Al reemplazarlas con cadenas corporativas, se pierde ese trato cercano y la flexibilidad de las bodegas. Expertos en pobreza alertan que la sustitución de estos comercios afecta sobre todo a las familias de menores ingresos, que dependen del crédito informal y las presentaciones pequeñas. En el Perú, donde el comercio minorista es mayoritariamente micro y pequeños negocios, las bodegas han sido históricamente centros de apoyo comunitario. Su declive podría debilitar la economía local: por ejemplo, más del 80% de lo que venden proviene de proveedores peruanos y pequeños emprendedores.

Este cambio también modifica hábitos vecinales: más personas compran fuera de su barrio o en cadenas, lo que reduce las interacciones con comerciantes tradicionales. Se teme que el barrio pierda algo de su identidad. Aún así, analistas coinciden en que no es posible detener el crecimiento del formato; más bien, el reto está en compatibilizarlo. Las bodegas podrían apoyarse en alianzas con marcas modernas o diferenciarse en frescura y servicio. Mientras tanto, las nuevas tiendas deben considerar su rol social (p. ej. reteniendo empleados locales, apoyando proveedores nacionales, o facilitando pagos sencillos a los clientes más vulnerables). Un estudio del BID concluye que, en promedio, las ganancias de bienestar de los consumidores más pudientes superan las pérdidas de los vulnerables en este proceso, lo cual subraya la necesidad de políticas incluyentes.

Proyecciones futuras: saturación, sostenibilidad y digitalización

Hacia el futuro inmediato, se prevé que las tiendas de conveniencia sigan expandiéndose, aunque con posibles límites de saturación. Por un lado, InRetail (Mass) estima que aún “hay espacio para más jugadores” en el mercado. Incluso con la llegada de nuevos competidores (Ahorra, nuevas marcas extranjeras), Mass y otros calculan que el crecimiento conjunto puede absorberse sin mayor canibalización. El reciente análisis de Perú (basado en México) sugiere que aún hay margen: a fin de 2023 había 700 c-stores operando en Perú (Tambo 450, Listo 180, Oxxo 110, etc.) y se propone que podrían llegar a varias veces esa cifra antes de saturar el mercado metropolitano.

Sin embargo, la saturación en Lima podría alcanzarse en pocos años si la expansión sigue acelerada. Las oportunidades más claras están ahora en provincias alejadas y en consolidar zonas urbanas de mediano tamaño. Cada cadena tiende a evaluar cuándo pasar a un modelo de franquicias para crecer más rápido (por ejemplo, Ahorra planea franquiciar tiendas exteriores de Chile). Además, los desafíos inmobiliarios (escasez de locales clave y costos de alquiler altos) apuntan a que abrir una tienda en Lima será cada vez más difícil.

En términos de sostenibilidad, el foco ha sido más económico que ambiental. Por un lado, el uso intensivo de plástico en botellas y envoltorios genera preocupaciones, pero aún no existen grandes campañas verdes de estas cadenas. En contraste, muchas c-stores promueven su eficiencia operativa (gestión de inventario, ahorro de energía con sistemas modernos) y ofrecen soluciones como pago por QR o reduc­ción de desperdicio. La sostenibilidad social es un debate clave: deben equilibrar ganancias con responsabilidad comunitaria (empleos dignos, pagos a proveedores locales, etc.).

La digitalización es otra palanca. Si bien la mayoría de ventas siguen en tienda, las c-stores están incorporando apps, programas de lealtad y servicios de entrega. Se observa que alrededor del 14% de las compras de estas tiendas ya se realiza vía apps de delivery. Es probable que estos servicios aumenten, especialmente en ciudades medianas. Asimismo, la adopción de pagos móviles y billeteras digitales es alta: en el Q2-2024 un 6,5% de hogares peruanos usaba WhatsApp para compras. En suma, la digitalización podría prolongar la conveniencia más allá del espacio físico, convirtiendo a las c-stores en hubs omnicanal.

Conclusión

Las tiendas de conveniencia Mass, Tambo+, 3A, Oxxo, Listo y otras han transformado el panorama minorista peruano al ofrecer cercanía, surtido decente y precios competitivos. En pocos años pasaron de ser una novedad a una pieza cotidiana del consumo urbano. Su expansión estratégica las ha llevado a todos los distritos de Lima y a varias ciudades del interior, forzando a las bodegas a adaptarse o consolidar nichos (frescos, crédito). Los consumidores, especialmente de sectores medios, disfrutan de la variedad y practicidad que brindan, tal como indican las encuestas.

No obstante, la presencia de estos formatos “en cada esquina” implica riesgos socioculturales. Se puede perder algo del tejido vecinal que las bodegas proveían, y los más vulnerables podrían verse en desventaja si los modelos de conveniencia no contemplan sus necesidades (crédito, servicio a domicilio, productos frescos). En este contexto, la coexistencia de modelos tradicionales y modernos parece inevitable: cada uno con sus fortalezas. Las cadenas deben esforzarse en ser socialmente responsables (por ejemplo, empleando mano de obra local y abasteciendo parte de su inventario con proveedores peruanos). Así podrán mitigar los efectos regresivos señalados por estudios económicos.

Mirando al futuro, el sector seguirá siendo competitivo y dinámico. Los analistas prevén que el crecimiento de las tiendas de conveniencia mantendrá una tasa alta, superando al resto del mercado retail en los próximos años. Su saturación dependerá del equilibrio entre oferta y demanda locales. Lo cierto es que ya se considera una evolución irreversible del consumo peruano: un consumidor que exige rapidez y diversidad al alcance de la mano. La gran pregunta es cómo equilibrar esta modernización con el bienestar social de las comunidades locales. Para lograrlo, las tiendas de conveniencia deberán consolidarse no sólo como negocios rentables, sino también como actores comprometidos con el desarrollo local y la sostenibilidad a largo plazo.

"No vamos a competir. Vamos a reiniciar el juego."
— Vlazter.com :D

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